CARTA A LOS MAESTROS Y PADRES DE
FAMILIA. II
OÍR, ESCUCHAR, LEER, ESCRIBIR y HABLAR
Apreciados colegas y amigos.
En la
anterior carta me referí a la diferencia que existe entre memorizar y
aprender. En esta oportunidad quiero tratar, en forma sucinta, otros asuntos de
suma importancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
1º- Oír y Escuchar. Se
trata de la diferencia que existe entre la
primera acepción que nos ofrece el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española de la palabra oír: “percibir con el oído los sonidos”, de la primera y
especialmente de la segunda acepción de la palabra escuchar: la primera,
“aplicar el oído para oír”, y la segunda, “prestar
atención a lo que oye”. Los estudiantes pueden estar tranquilos en las clases,
aparentemente atentos a lo que dice el maestro o profesor, pero en realidad
algunos están pensando en otra cosa, o prestando atención a otros sonidos. Por
esta razón debemos estar pendientes de que todos los alumnos estén atentos a lo
que les explicamos, y esto se logra haciéndoles preguntas. Hay alumnos a
quienes les cuesta concentrarse, “que viven en la Luna”, divagando mentalmente.
A esos alumnos debemos colocarlos en la primera fila y prestarles una atención
especial, hasta cuando logren concentrarse en lo que están haciendo.
2º- Leer. Esto está muy
relacionado con lo que tratamos en la primera carta. La lectura debe ser comprensiva, es decir, que se debe
entender lo que se está leyendo y si hay alguna(s) palabra(s) que no se
conoce(n), se debe(n) buscar en el diccionario para ver su significado. De esta
manera, no solo se logra comprender lo que se lee, sino que se enriquece el
vocabulario, ya que uno de los problemas reside en el hecho de que muchos
alumnos tienen un vocabulario muy reducido. Esto también lo debemos tener
presente cuando explicamos algo. A veces, cuando le hacemos una pregunta a un
alumno, éste nos responde “Yo lo sé, lo tengo en la punta de la lengua, pero no
sé cómo decirlo”, y puede ser verdad, pero la pobreza de su vocabulario le
impide decir lo que sabe. Esto explica también el porqué algunos alumnos usan
“comodines”, es decir, una misma palabra para expresar diferentes ideas, por
ejemplo, la palabra “vaina” o la palabra “coroto” y dicen “pásame esa vaina o
ese coroto” que en este caso puede ser un balón, una raqueta, una balanza o
cualquier otra cosa. Eso también puede suceder por pereza mental del alumno,
cosa que igualmente debemos desterrar, lo mismo que la mala pronunciación de
las palabras, como, por ejemplo, “purpo” en vez de pulpo, o el uso de
“muletillas”, como “este” o “verdad” que se repiten, innecesaria y
constantemente, en una conversación o disertación.
3ª- Escribir y Hablar,
Una de nuestras preocupaciones debe centrarse en que nuestros alumnos tengan
una buena redacción, es decir, que cuando escriban expresen sus ideas en forma
clara. Y lo mismo deben hacer cuando se
expresen en forma oral. Cuando se trata de la escritura debemos prestarle mucha
atención a los errores, a veces “horrores”, ortográficos que cometen. Una
manera de corregir esto es haciendo dictados de un texto que tengan todos los
alumnos, luego se les subrayan las palabras mal escritas para que cada alumno
corrija sus errores con la ayuda del texto o de un diccionario y se fije bien
como debe escribirse la palabra que le fue subrayada.
Saludos cordiales de su colega y amigo,
Antonio
Luis Cárdenas Colménter.
alcardenas@cantv.net