viernes, 10 de agosto de 2012

CENTRO REGIONAL DE APOYO AL MAESTRO (CRAM)


            EL CENTRO REGIONAL DE APOYO AL MAESTRO. (CRAM)
                                                                      Antonio Luis Cárdenas Colménter
Los resultados que obtuvimos con la evaluación de los maestros de las escuelas que habían sido seleccionadas para convertirlas en escuelas integrales, así como con los concursos para el ingreso de nuevos maestros para las escuelas dependientes de la gobernación del estado Mérida, nos mostraron que la mayoría de los maestros en ejercicio, no tenían el conocimiento necesario para la enseñanza de las materias del currículo de la educación preescolar y básica, tanto en el contenido de las materias como en  la didáctica. Con muy pocas excepciones, no conocían lo que debe ser una escuela activa y muchos cometían errores de redacción y de ortografía.
En consecuencia, para preparar a los maestros de las escuelas integrales decidimos hacer cursos o talleres todos los fines de semana (sábados y domingos) con grupos de sesenta maestros, que dividíamos en dos subgrupos de treinta cada uno, y contratamos especialistas en cuatro áreas: lengua, matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales y salud, además de nuestra participación.
El resultado fue excelente, el entusiasmo y la colaboración de los maestros fue muy importante, y con gran satisfacción podemos decir que al finalizar el primer año de funcionamiento ya teníamos, en todas las escuelas integrales, un grupo de maestros con una preparación bastante buena y muy motivados.  Muchos padres de familia de otras comunidades y que no eran de clase E o D, querían un cupo para sus hijos.
Visto el éxito obtenido, y por cuanto cada año otras escuelas se convertirían en integrales y, además, era necesario preparar a los maestros de todas las escuelas que dependían de la gobernación, se pensó en crear la institución que llamamos Centro Regional de Apoyo al Maestro (CRAM).
Ubicación
De acuerdo con mi criterio, el Centro no debía estar dentro de una ciudad  para evitar que los maestros salieran a hacer diligencias, tampoco muy lejos de un centro poblado con servicio médico. Además, era deseable que estuviera en un lugar con buen clima, ni muy frío, ni muy caliente. Finalmente lo ubicamos en una bella casa de hacienda que pertenecía al IAN y que estaba semidestruída y el gobierno nacional la donó junto con dos hectáreas de terreno.
Para la restauración y ampliación, tuvimos la colaboración de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Los Andes que encomendó el proyecto a una alumna como tesis de grado y, como tutor, a un profesor de restauración de edificaciones antiguas, y yo les dí las indicaciones necesarias para que el edificio cumpliera con los requerimientos previstos.
Para la construcción el gobernador contrató al maestro de obra Carmini Agostinelli, quien era un experto en ese tipo de trabajo, y ya había hecho la reconstrucción de dos casas coloniales (1670) del general Paredes, en una de las cuales vivió monseñor Bosset, y de la casa que se conoce como “Casa de los Antiguos Gobernadores” (1873).
Para ayudar a la construcción de la ampliación, gracias a José Mendoza Angulo y Rafael Hernández, diputados por Mérida, y a las diputadas Liliana Hernández y Haydee Castillo de López, el Congreso Nacional aprobó cuarenta millones de bolívares.
Objetivos
1º- Actualizar y asistir en forma permanente a los docentes al servicio de la gobernación del estado.
2º- Servir como lugar de encuentro de los maestros y profesores de educación preescolar y básica, para intercambiar experiencias y buscar solución a los problemas que se presentan en el aula.
3º- Que los  docentes tomen conciencia de la diferencia que existe entre memorizar y aprender y entre una escuela activa y una escuela pasiva o tradicional.
4º- Que los docentes comprendan que, de acuerdo con la UNESCO, el principal objetivo de la escuela es que los alumnos aprendan a aprender, a hacer, a convivir y a emprender. Esto es fundamental en esta época caracterizada por el conocimiento, la información y la globalización, así como por la creciente velocidad con la que cambia y se enriquece el conocimiento, pero, además, caracterizada también por una competitividad feroz, la desunión, la violencia y el crimen.     
Breve descripción de Centro.
La experiencia con los talleres nos había demostrado que el número ideal para un taller, era de 30 maestros y como consideramos que la actualización podía agruparse en cuatro áreas: lengua, matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales y educación para la salud, con treinta docentes en cada área para un total de 120, el Centro tiene varios dormitorios dotados de literas (los docentes llevaban su ropa de cama y su toalla), cuatro aulas amplias, además de los locales para la administración, las computadoras, la biblioteca, los servicios de producción y reproducción de material impreso o audiovisual y la vivienda del conserje. El comedor tiene capacidad para 130 comensales y se usaba como escenario para conferencias, actos culturales y otros eventos y como está situado frente al patio enladrillado que se usaba para el secado del café, quedó como patio central que sirve para recibir a los asistentes a los actos culturales y conferencias. Anexo al comedor hay un amplio depósito destinado al almacenamiento de los insumos para la preparación de las comidas y una cava para los que requerían refrigeración. La casa está separada del patio por una pequeña franja de grama en la que colocamos una fuente de mármol blanco que perteneció a la familia  del doctor Rafael Domingo Naranjo Ostty, uno de sus descendientes me la regaló y yo se la doné al Centro.
La actualización de los docentes.
La actualización de los docentes se hacía en talleres con la participación de todos. Cada maestro o profesor debía ir al Centro por una semana, dos veces por año, una vez para lengua y matemáticas y otra para ciencias sociales y ciencias naturales y educación para la salud. Cada taller era dirigido por un especialista y supervisado por el director.  Los espacios abiertos: jardines, patios, corredores, huertos, etc. eran usados para el estudio individual o en grupos. Además, los docentes que lo solicitaban eran asesorados por los profesores del Centro y los supervisores en sus propias aulas de clase de las escuelas.
La biblioteca estaba dotada de todos los materiales bibliográficos y no bibliográficos que se usan en las escuelas  para el proceso de enseñanza-aprendizaje, así como también de  libros y revistas de Pedagogía y de sus ciencias auxiliares, útiles para que los maestros orienten mejor a sus alumnos y mejoren su formación pedagógica. Dependiente de la biblioteca, o en estrecha relación con ella, había también un servicio de producción y reproducción de impresos o audiovisuales para que los maestros adquieran copias de lo que les interesara para su escuela o para su uso personal.
Igualmente, la sala de computación estaba suficientemente equipada para que los maestros aprendieran a utilizar los sistemas modernos de información, conocieran y manejaran los programas (software) de computación, para el desarrollo del pensamiento, para que pudieran hacer sus trabajos y elaborar programas educativos propios y, además, para que tuvieran acceso a los sistemas de información.
En cada Centro había un huerto escolar que servía de modelo para los huertos de las escuelas.
La estética y la calidad del Centro estaban de acuerdo con la alta dignidad de los maestros y maestras.
Cuando fui ministro logré que algunos gobernadores crearan cetros similares, algunos de ellos aun funcionan, pero no se cómo trabajan ahora. En el de Mérida se dictaron algunos cursos para docentes, pero también lo han utilizado para otros fines. Actualmente lo utilizan como vivienda para familias damnificadas.
Yo espero que el próximo gobierno lo rescate para cumplir los objetivos previstos para su creación..
Mérida, 09/08/12.








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