EL CENTRO REGIONAL DE APOYO AL MAESTRO. (CRAM)
Antonio Luis Cárdenas Colménter
Los resultados que obtuvimos con la
evaluación de los maestros de las escuelas que habían sido seleccionadas para
convertirlas en escuelas integrales, así como con los concursos para el ingreso
de nuevos maestros para las escuelas dependientes de la gobernación del estado
Mérida, nos mostraron que la mayoría de los maestros en ejercicio, no tenían el
conocimiento necesario para la enseñanza de las materias del currículo de la
educación preescolar y básica, tanto en el contenido de las materias como en la didáctica. Con muy pocas excepciones, no
conocían lo que debe ser una escuela activa y muchos cometían errores de
redacción y de ortografía.
En consecuencia, para preparar a los
maestros de las escuelas integrales decidimos hacer cursos o talleres todos los
fines de semana (sábados y domingos) con grupos de sesenta maestros, que
dividíamos en dos subgrupos de treinta cada uno, y contratamos especialistas en
cuatro áreas: lengua, matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales y
salud, además de nuestra participación.
El resultado fue excelente, el
entusiasmo y la colaboración de los maestros fue muy importante, y con gran
satisfacción podemos decir que al finalizar el primer año de funcionamiento ya
teníamos, en todas las escuelas integrales, un grupo de maestros con una
preparación bastante buena y muy motivados.
Muchos padres de familia de otras comunidades y que no eran de clase E o
D, querían un cupo para sus hijos.
Visto el éxito obtenido, y por cuanto
cada año otras escuelas se convertirían en integrales y, además, era necesario
preparar a los maestros de todas las escuelas que dependían de la gobernación,
se pensó en crear la institución que llamamos Centro Regional de Apoyo al
Maestro (CRAM).
Ubicación
De acuerdo con mi criterio, el Centro
no debía estar dentro de una ciudad para
evitar que los maestros salieran a hacer diligencias, tampoco muy lejos de un
centro poblado con servicio médico. Además, era deseable que estuviera en un
lugar con buen clima, ni muy frío, ni muy caliente. Finalmente lo ubicamos en
una bella casa de hacienda que pertenecía al IAN y que estaba semidestruída y
el gobierno nacional la donó junto con dos hectáreas de terreno.
Para la restauración y ampliación,
tuvimos la colaboración de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Los
Andes que encomendó el proyecto a una alumna como tesis de grado y, como tutor,
a un profesor de restauración de edificaciones antiguas, y yo les dí las
indicaciones necesarias para que el edificio cumpliera con los requerimientos
previstos.
Para la construcción el gobernador
contrató al maestro de obra Carmini Agostinelli, quien era un experto en ese
tipo de trabajo, y ya había hecho la reconstrucción de dos casas coloniales (1670)
del general Paredes, en una de las cuales vivió monseñor Bosset, y de la casa
que se conoce como “Casa de los Antiguos Gobernadores” (1873).
Para ayudar a la construcción de la
ampliación, gracias a José Mendoza Angulo y Rafael Hernández, diputados por
Mérida, y a las diputadas Liliana Hernández y Haydee Castillo de López, el
Congreso Nacional aprobó cuarenta millones de bolívares.
Objetivos
1º- Actualizar y asistir en forma
permanente a los docentes al servicio de la gobernación del estado.
2º- Servir como lugar de encuentro de
los maestros y profesores de educación preescolar y básica, para intercambiar
experiencias y buscar solución a los problemas que se presentan en el aula.
3º- Que los docentes tomen conciencia de la diferencia
que existe entre memorizar y aprender y entre una escuela activa y una escuela
pasiva o tradicional.
4º- Que los docentes comprendan que,
de acuerdo con la UNESCO, el principal objetivo de la escuela es que los
alumnos aprendan a aprender, a hacer, a convivir y a emprender. Esto es
fundamental en esta época caracterizada por el conocimiento, la información y
la globalización, así como por la creciente velocidad con la que cambia y se enriquece
el conocimiento, pero, además, caracterizada también por una competitividad feroz,
la desunión, la violencia y el crimen.
Breve descripción de Centro.
La experiencia
con los talleres nos había demostrado que el número ideal para un taller, era
de 30 maestros y como consideramos que la actualización podía agruparse en
cuatro áreas: lengua, matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales y
educación para la salud, con treinta docentes en cada área para un total de
120, el Centro tiene varios dormitorios dotados de literas (los docentes
llevaban su ropa de cama y su toalla), cuatro aulas amplias, además de los
locales para la administración, las computadoras, la biblioteca, los servicios
de producción y reproducción de material impreso o audiovisual y la vivienda
del conserje. El comedor tiene capacidad para 130 comensales y se usaba como
escenario para conferencias, actos culturales y otros eventos y como está
situado frente al patio enladrillado que se usaba para el secado del café,
quedó como patio central que sirve para recibir a los asistentes a los actos
culturales y conferencias. Anexo al comedor hay un amplio depósito destinado al
almacenamiento de los insumos para la preparación de las comidas y una cava
para los que requerían refrigeración. La casa está separada del patio por una
pequeña franja de grama en la que colocamos una fuente de mármol blanco que
perteneció a la familia del doctor
Rafael Domingo Naranjo Ostty, uno de sus descendientes me la regaló y yo se la
doné al Centro.
La
actualización de los docentes.
La actualización
de los docentes se hacía en talleres con la participación de todos. Cada
maestro o profesor debía ir al Centro por una semana, dos veces por año, una
vez para lengua y matemáticas y otra para ciencias sociales y ciencias naturales
y educación para la salud. Cada taller era dirigido por un especialista y
supervisado por el director. Los
espacios abiertos: jardines, patios, corredores, huertos, etc. eran usados para
el estudio individual o en grupos. Además, los
docentes que lo solicitaban eran asesorados por los profesores del Centro y los
supervisores en sus propias aulas de clase de las escuelas.
La biblioteca
estaba dotada de todos los materiales bibliográficos y no bibliográficos que se
usan en las escuelas para el proceso de
enseñanza-aprendizaje, así como también de libros y revistas de Pedagogía y de sus
ciencias auxiliares, útiles para que los maestros orienten mejor a sus alumnos
y mejoren su formación pedagógica. Dependiente de la biblioteca, o en estrecha
relación con ella, había también un servicio de producción y reproducción de
impresos o audiovisuales para que los maestros adquieran copias de lo que les
interesara para su escuela o para su uso personal.
Igualmente, la
sala de computación estaba suficientemente equipada para que los maestros
aprendieran a utilizar los sistemas modernos de información, conocieran y
manejaran los programas (software) de computación, para el desarrollo del
pensamiento, para que pudieran hacer sus trabajos y elaborar programas
educativos propios y, además, para que tuvieran acceso a los sistemas de
información.
En cada Centro había un huerto escolar que servía de modelo para los huertos de
las escuelas.
La estética y la
calidad del Centro estaban de acuerdo con la alta dignidad de los maestros y
maestras.
Cuando fui
ministro logré que algunos gobernadores crearan cetros similares, algunos de
ellos aun funcionan, pero no se cómo trabajan ahora. En el de Mérida se
dictaron algunos cursos para docentes, pero también lo han utilizado para otros
fines. Actualmente lo utilizan como vivienda para familias damnificadas.
Yo espero que el
próximo gobierno lo rescate para cumplir los objetivos previstos para su
creación..
Mérida, 09/08/12.
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