ACEPTAR SIN REFLEXIONAR
Antonio
Luis Cárdenas Colménter
Con bastante frecuencia aceptamos propuestas,
modos de actuar, teorías o prohibiciones sin meditar detenidamente sobre las
consecuencias que esto pude acarrear.
Cuando se trata de la educación de nuestros
hijos o alumnos y actuamos de esa manera, las consecuencias pueden ser muy
perjudiciales para cuando ellos sean mayores y también podrán afectar a sus
familias y a la sociedad. Este es el caso, por ejemplo, de la teoría según la
cual a los niños no se les debe castigar porque, presuntamente, pueden perder
su autoestima, o también cuando se
prohibió la enseñanza religiosa en las escuelas. Afortunadamente cuando
yo era niño no existía ni esa teoría ni esa prohibición, porque yo fui muy travieso
y desobediente y necesitaba ser corregido tanto en la casa como en la escuela.
Mis maestros, pero especialmente mamá, me corrigieron a tiempo y hoy es una de
las cosas que más agradezco.
La permisividad, o tolerancia excesiva ante
las faltas y la desobediencia de los niños, atenta contra su debida formación y
eso es una de las causas del mal comportamiento que hoy observamos en muchos
jóvenes y adultos. Además, el actual presidente de nuestro país, que debería
ser un ejemplo para la ciudadanía, usa un lenguaje vulgar, es intolerante y, en
lugar de buscar la unión de todos los ciudadanos, los discrimina y fomenta una
rivalidad que puede convertirse en odio y generar violencia.
Cuando
un niño comete una falta debe ser castigado, aunque en algunos casos basta con
un buen consejo o una conversación que los haga reflexionar. Antes, a los niños
que cometían una falta de cierta gravedad se les castigaba, en la casa con unos
correazos o latigazos, y en la escuela con uno o dos palmetazos. Estos castigos han sido reemplazados por otros
como, por ejemplo, no dejarlos ir a ver una película, o no permitirles salir el
fin de semana pero, como lo dijimos antes, a veces basta con una buena conversación
que los haga reflexionar. Lo malo es que ahora se ha llegado al extremo de que
algunos maestros que “dizque para no afectar la autoestima de sus alumnos” no
les corrigen ni siquiera los errores que cometen en lo que escriben.
Pero así como es necesario castigar las
faltas, también se les debe dar el buen ejemplo, estimularlos y premiarlos
cuando merecen ser premiados. Lo importante es que desde pequeños aprendan a
distinguir entre lo que es correcto y lo
que es incorrecto, así como la importancia que tiene ser reconocidos cuando
obramos bien y ser castigados cuando cometemos una falta.
En cuanto a la enseñanza religiosa, como en
nuestro país hay libertad de cultos, la religión no debe ser una materia
obligatoria y, en consecuencia, la deben cursar solo los niños cuyos padres
estén de acuerdo y según la religión que profesen. Todas las religiones tienen
contenidos que pueden aprovecharse para afianzar los valores éticos, por
ejemplo, los mandamientos de la ley de Dios que debemos cumplir todos los
cristianos nos ayudan a reforzar en nuestros alumnos los valores éticos
fundamentales.
Dos recomendaciones finales: 1º Los padres de
familia y los maestros deben colaborar mutuamente en la orientación y oportuna
corrección de los alumnos. 2º Los maestros deben tener el cuidado de corregir a
sus alumnos sin desmerecerlos ante sus compañeros u otras personas, porque eso
si puede afectar su autoestima.
Mérida, 21/03/12
Este es un tema muy difícil de tratar hoy en día, la gente confunde la corrección con la humillación, cosas que son diferentes y ademas los padres, por hacer el bien al participar en la escuela, tratan algunas veces de imponer criterios que tienden a disminuir la autoridad de los maestros... Creo que actualmente tanto padres como maestros tenemos mucho miedo de cometer errores... Creo que la mejor solución esta en mantener la comunicación, tanto entre los docentes y representantes como la de los alumnos con sus mayores, respetando siempre el criterio del otro... Eso, en Venezuela, es muy difícil de ver porque nuestro líder principal no respeta el criterio de nadie... Le falto corrección a tiempo?
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