EL ACOSO ESCOLAR O BULLYING.
Antonio Luis Cárdenas Colménter
El acoso que sufren algunos niños es uno de los
problemas más delicados que se presentan en las escuelas. En Venezuela no estamos
exentos de ese problema. Sin embargo, no se publican los casos que se presentan
y no tenemos estadísticas que nos puedan dar información al respecto pero, por
mi experiencia como alumno y como docente, creo que no es tan común ni se ha
llegado a los extremos de otros países.
En cambio, con cierta frecuencia, y con gran dolor,
consigo en la prensa del exterior noticias y artículos que se refieren a casos
de niños que, debido al acoso escolar, han llegado hasta el suicidio. Precisamente,
ayer, 3 de mayo leí, en el EXCELSIOR de Méjico, un artículo titulado: “Aumentan los suicidios por acoso escolar;
cada 48 horas se recibe una denuncia en el D F.”
Este artículo
comienza con la siguiente información: “En 2009, cuatro estudiantes se quitaron la vida a
causa del llamado bullying, en 2010 fueron 190 decesos motivados por
este tipo de violencia en la Ciudad de México. Esto es verdaderamente alarmante
y profundamente doloroso.
En septiembre del año 2004 los españoles recibieron
la dolorosa noticia del suicidio de un adolescente de 14 años, llamado Joking
Zeberio, quien no soportó más las amenazas, humillaciones y golpes de sus
compañeros y tomó la terrible decisión de lanzarse al vació desde lo alto de la
muralla de Hondarribia. Libre, libre. Mis ojos
seguirán aunque paren mis pies, estas
fueron algunas de las últimas palabras que dejó escritas Jokin Zeberio.
Los
padres de familia y los maestros tenemos que estar atentos al comportamiento de
nuestros hijos o alumnos, y si notamos algún cambio debemos averiguar las
causas que lo originan y tomar las medidas que sean necesarias.
Hay
niños que por su carácter y contextura física se prestan más para ser
molestados en la escuela por uno o varios compañeros. Generalmente son tímidos,
callados, sensibles, temerosos, físicamente débiles y buenos estudiantes. A
estos niños debemos prestarles más atención y, cuando se observen cambios en su
comportamiento, deben ponerse de acuerdo los padres con los maestros para averiguar
las causas de esos cambios, ya que, por el temor a las represalias, ellos no lo
dicen.
Una
forma de prevenir este o cualquier otro problema o peligro a que están expuestos
nuestros hijos, es acostumbrándolos, desde la más temprana edad, a conversar
con sus padres como sus mejores amigos,
de manera que se genere una gran confianza. En estas conversaciones los
reproches deben sustituirse por consejos porque, repito, lo que buscamos es
crear una confianza mutua.
Mérida,
04/05/12
educacionalcardenasc.blogstop.com
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