NO PODEMOS CALLAR.
Antonio
Luis Cárdenas Colménter
Los venezolanos
decentes, que somos casi todos, independientemente de nuestras tendencias
políticas, estamos horrorizados con la cloaca que el exmagistrado Aponte Aponte
ayudó a crear y ahora ha destapado para vergüenza del país. En otros países
como en la Unión Soviética o en Alemania cuando estuvieron regidos por gobiernos
totalitarios como el comunista o el nazista, sucedieron hechos tan detestables
como el que rebeló Aponte y, sin embargo, los rusos y los alemanes no han
perdido el aprecio que se merecen. Yo espero que suceda lo mismo en nuestro
caso y el mundo sepa diferenciarnos de
esos delincuentes que han mancillado nuestro
gentilicio.
Yo, como
educador, me preguntó ¿cómo se puede ser indiferente ante afirmaciones como la
de la ministra de educación quien
declaró que la educación en Venezuela tiene que preparar a los alumnos para el
socialismo sin tomar en cuenta ninguna otra corriente del pensamiento? Los
venezolanos no debemos permitir que nuestras escuelas sean convertidas en
centros de adoctrinamiento político para imponer una sola manera de pensar y
defender a un líder, “único poseedor de la verdad”, que debe gobernar al país hasta su muerte o hasta cuando él lo decida y
designe a un sucesor.
Entre las
medidas de este gobierno para implantar esa educación socialista, están la publicación
de los textos que deben ser usados en la educación básica, la prohibición de
utilizar cualquier otro texto y la adquisición de unas computadoras llamadas
Canaima para que, al igual que los libros de texto, sean entregadas
gratuitamente a todos los alumnos. Estas computadoras ya traen lo que los
alumnos deben aprender por ese medio, sin permitir el acceso a Internet para
que no obtengan ninguna información contraria a lo que el actual gobierno
quiere que los niños aprendan. Con este tipo de educación se pretende formar
una especie de robots que obedezcan y repitan lo que ordene el tecnócrata de
turno.
Son
escuelas para países con gobiernos totalitarios, como el soviético, el nazi, o
el que existe actualmente en Cuba, pero la mayoría de los venezolanos
preferimos la democracia, la libertad, la honradez. En pocas palabras, queremos
que se cumpla lo que en materia educativa manda nuestra Constitución. En nuestras
escuelas se deben formar ciudadanos con una sólida base moral, conscientes,
reflexivos, críticos, responsables, solidarios, honrados, amantes de la
libertad y del trabajo, emprendedores, respetuosos de todas las corrientes del
pensamiento, conocedores y cumplidores de sus deberes y defensores de sus
derechos, adaptados a la sociedad del conocimiento y la información, capaces de
obtener una información que crece de manera exponencial y convertirla en
conocimiento. Escuelas en las se prepare a las nuevas generaciones para vivir
con plena libertad y capacitadas para producir y distribuir mejor la riqueza
que necesitamos para el desarrollo del país y el bienestar de toda la población.
Hoy, más que nunca, los padres de familia, los maestros y los profesores debemos hacer énfasis en los
principios éticos que deben regir la
vida de los seres humanos, debemos hacer que nuestros hijos y nuestros alumnos tengan
como base de sus vidas la honradez
entendida como la rectitud en todo lo que se haga.
Ante
crímenes como el referido al comienzo de este artículo no podemos callar y
tenemos que tomar partido porque, como dijo Eli Wiesel, premio nobel de la Paz
(1986): “Siempre debemos tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca
a la víctima. El silencio alienta al torturador, nunca al torturado”, y en este
caso la principal víctima fue Venezuela.
Mérida, 30/04/12
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