LA CULTURA Y EL BIENESTAR DE LA HUMANIDAD
Antonio Luis Cárdenas Colménter
Cuando en un país, como consecuencia de la
indiscutible importancia que tienen la
ciencia y la tecnología que avanzan a una velocidad cada día mayor, se le resta
valor a la alta cultura y no se adquiere desde el hogar y la escuela el amor
por la lectura ni se enseña a los niños y jóvenes a apreciar el arte y cuando
el gobierno, a la hora de asignar recursos, discrimina a las humanidades como
si ellas fueran menos importantes, se
perderá el sentido de grandeza y dejará de ser “válida y acuciante la reflexión
sobre la vida del hombre, sobre el
sentido de la vida en sociedad y sobre los valores éticos.” Por esa razón, en
nuestro Plan de Acción que publicamos cuando estuvimos al frente del Ministerio
de Educación, decíamos que no nos interesaba “atiborrar las mentes de
informaciones inconexas sino enseñar a pensar correctamente. Y más aún,
(decíamos) no nos interesa tan solo enseñar a pensar lógicamente, sino también
enseñar a pensar y decidir éticamente”(1)
Suceden cosas terribles cuando los países se olvidan
del humanismo, de los valores éticos, y llegan hasta la destrucción de seres
humanos inocentes. Yo me explico la desesperación y las depresiones que sufrió
Oppenheimer cuando se enteró del horror que había causado la bomba atómica que
él había inventado, le vino a su mente,
como si fuera suyo, un poema épico de la India titulado Bhagavad Gita, el cual
dice “Me volví muerte, el destructor de
mundos” A partir de ese momento su vida cambió y lo que hubiera podido ser un
orgullo para él por la importancia de su invento, se convirtió en un permanente
remordimiento.
Y sin llegar a la destrucción que produjo la bomba atómica, si nos
olvidamos del humanismo, podemos perder la libertad, promover el odio y abrirle
el camino a la autocracia.
Sobre este importante tema Mario Vargas Llosa presentó, el miércoles 24, un
ensayo titulado “La civilización del
espectáculo” y en la presentación dijo que la cultura no solo está para entretener,
“no solo por el placer que produce leer una obra literaria o escuchar una
hermosa sinfonía” sino porque cree que “el tipo de sensibilidad, imaginación, apetitos y deseos que la alta cultura y
el gran arte producen en el individuo lo arman y equipan para vivir mucho mejor
y para ser mucho más consciente de la problemática en la que está inmerso así
como para ser más lúcido respecto a lo que anda bien y mal en el mundo en que
vive.”. Y, más adelante agregó: “haber podido leer a Joyce o a Góngora ha
enriquecido mi vida enormemente. Me hizo entender mejor la política, las
relaciones humanas, además de lo que es justo y lo que es injusto”.
Sobre el autoritarismo, Vargas Llosa afirmó que “todas las sociedades autoritarias han
establecido sistemas de censura por la desconfianza que les transmitía la
cultura”. La Inquisición se creó para impedir la libre emisión de las ideas y
las creencias, y también para encasillar el pensamiento, algo que también han
hecho el comunismo, el fascismo o el nazismo”. Y terminó diciendo: “la alta
cultura es inseparable de la libertad porque ha sido siempre crítica”. (Madrid,
El Imparcial, 23/04/12)
Mérida, 28/04/12
acardenascolmenter@gmail.com. “
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