EL SECTOR
PRIVADO Y LA EDUCACIÓN DE LOS MAS POBRES.
Antonio Luis Cárdenas Colménter
Existen
varias organizaciones que se ocupan de dar educación gratuita y de calidad a
los sectores más pobres de la población. Entre ellas la más conocida es Fe y
Alegría, fundada en Venezuela por el padre José María Vélaz en 1955, ahora
funciona en 19 países y tres continentes: América Latina y el Caribe, Europa y
África. Su misión es dar a los más pobres de la población una educación
gratuita, integral y de calidad, con el objeto de promoverlos cultural,
económica y socialmente para que puedan salir de la pobreza, contribuir con el
bienestar personal, de su familia y de la sociedad y con el desarrollo del
país.
Fe
y Alegría es una organización sin fines de lucro. Los recursos económicos para
su sostenimiento provienen, fundamentalmente, del gobierno, pero también de
donaciones del sector privado o iniciativas propias como, por ejemplo, la
lotería anual que realiza con la ayuda de los bancos que venden los boletos en sus taquillas de
atención al público. Además, los padres o representantes de los alumnos de las
escuelas de esta organización las saben apreciar y colaboran en su
mantenimiento. Fe y Alegría tiene también una emisora de radiodifusión y ofrece
cursos a distancia.
Pero
no solo Fe y Alegría educa a niños y jóvenes pobres, varias congregaciones
religiosas que se dedican a la educación reciben en sus escuelas a estos
estudiantes. Esto lo pueden hacer gracias al subsidio que les da el gobierno y
a la colaboración de los padres de los alumnos que sí pueden pagar las
matrículas. Yo puedo dar fe de dos de estos colegios que tienen su sede en Mérida:
el Colegio San Luis donde estudiaron dos de mis hijos y yo pagaba una matrícula
más para un niño pobre que no conocí y él tampoco supo quien le pagaba sus
estudios, y el Colegio El Rosario en el cual estudiaron cuatro de mis nietas.
Otro ejemplo es el de los misioneros que educan a los niños indígenas que viven
en las selvas de Guayana. Finalmente quiero señalar que algunos seglares han
fundado excelentes escuelas en los barrios, como la Escuela Canaima en un
barrio de La Vega en Caracas.
El
gobierno comete un grave error al no valorar el abnegado y eficiente trabajo de
los docentes de las escuelas de Fe y Alegría, a quienes les paga los beneficios
otorgados a los que dependen del Ministerio Popular para la Educación, después
de varias manifestaciones de protesta. Otra injusticia es la eliminación de los
subsidios a los colegios privados que tienen que despedir a estudiantes cuyos
padres no tienen conque pagar. Esto último también nos afecta a los que sí
podemos pagar pero que deseamos que
nuestros hijos tengan compañeros y amigos de las clases sociales D y E.
Mérida,
17/04/12
acardenascolmenter@gmail.com
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