EDUCACIÓN DE CALIDAD II
EL MAESTRO O PROFESOR
En el artículo anterior nos
referimos al concepto de educación de calidad. Este lo dedicaremos a la importancia del docente, particularmente en la educación básica y media.
El maestro y el profesor son las
piedras angulares del sistema educativo. Podemos y debemos tener escuelas, colegios y
liceos con buenas edificaciones y con todos los materiales didácticos
necesarios, pero si los maestros o profesores no tienen ni vocación para la
docencia, ni una buena formación y si no se actualizan permanentemente, ni
poseen unos principios éticos sólidos, no podrá haber una educación de calidad.
Pero para tener docentes que reúnan esas condiciones es necesario que la
sociedad y el Estado reconozcan que de ellos depende, en gran medida, el futuro
del país y les otorgue el tratamiento que en
justicia les corresponde.
La Recomendación relativa a la situación del personal docente, aprobada
por la Conferencia Intergubernamental especial organizada por la UNESCO y la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), París, 1966, contiene importantes
reflexiones y recomendaciones sobre esta materia y fue publicada por
Santillana/Ediciones Unesco con el título “Informe mundial para la educación”,
1998.
Lo primero que dice ese informe
es que “Las tareas del siglo próximo (que es en el que estamos) -erradicar la
pobreza y alcanzar el desarrollo sostenible y una paz verdadera- recaerá en
quienes hoy son jóvenes. Uno de los objetivos prioritarios de cada sociedad es
educar a la juventud para que asuma esa tarea. Un poco más adelante señala que
la educación, como la tenemos hoy, basada en el saber, en lugar de ser un “factor
de unidad e integración dentro de la sociedad, capaz de superar las
distinciones sociales y económicas, está pasando cada vez más a ser una fuente
generadora de estas diferencias entre las sociedades de una economía mundial
que recompensa a quienes poseen conocimientos técnicos más avanzados y coarta
las posibilidades de los que carecen de ellos.” Esto lo vemos en nuestro país
entre los que reciben una buena educación y la población más pobre que vive en
los barrios de las ciudades y muchos de los que viven en las zonas rurales.
Durante más de treinta años la
principal fuente de inspiración de la UNESCO ha sido la Recomendación relativa a la situación del personal docente, y es
lógico que esto sea así por cuanto la remuneración que reciben los maestros y
profesores, así como la seguridad social para ellos y sus familias, están muy por
debajo de lo que debierán ser, y esto es así, no solo en Venezuela, sino en la
mayoría de los países del mundo. Para corregir esta grave situación no basta
que el principal candidato a la presidencia de la República diga que la
prioridad de su gobierno será la educación, lo más importante es que luego lo
demuestre en los hechos y especialmente en el presupuesto. Mientras nuestros
maestros y profesores tengan los miserables sueldos que hoy reciben y no tengan
una seguridad social acorde con la delicada y trascendente función que desempeñan,
esta carrera no será escogida por los mejores estudiantes que egresan del
bachillerato y siempre tendremos un déficit de maestros y profesores. Hoy se da
el insólito caso de graduar bachilleres que no han visto ni matemáticas ni física porque no
hay profesores para estas materias.
Un tema de particular
importancia es el que se refiere a la formación inicial y a la actualización
permanente de los docentes. En Venezuela tuvimos dos excelentes instituciones:
las escuelas normales que preparaban a los normalistas o maestros para la
llamada educación primaria, equivalente hoy a los seis primeros grados de la
educación básica, y el Instituto Pedagógico Nacional que formaba a los profesores
para la educación media o secundaria.
Las escuelas normales, creadas a
fines del siglo XIX bajo el gobierno de Guzmán Blanco, tenían escuelas de
aplicación con maestros cuidadosamente seleccionados en las que los futuros
normalistas hacían las prácticas docentes. Estas escuelas normales formaron
magníficos maestros, lamentablemente fueron eliminadas al aprobarse la Ley de
Educación de 1980, y los maestros
pasaron a formarse en las escuelas de educación que habían sido creadas en las
universidades para formar licenciados en educación, sin tomar en cuenta ni la
experiencia del Instituto Pedagógico Nacional ni la de las escuelas normales.
En el caso de los maestros para los seis primeros años de la educación básica,
lo ideal hubiera sido que las escuelas normales se hubieran adscrito a las
universidades para que continuaran formando normalistas, título que hubiera
podido ser equivalente a los de técnico medio que otorgan las universidades, y
otras instituciones de educación superior, a los graduados en carreras cortas.
El Instituto Pedagógico Nacional,
fundado en 1936, en el gobierno de López Contreras, tenía también un Liceo de
Aplicación con excelentes profesores para que, quienes estudiábamos pedagogía,
hiciéramos las prácticas docentes. Este Instituto en su época fue la
institución de educación superior venezolana de mayor prestigio, no solo en
Venezuela sino también en el exterior, ya que en las universidades no existían
ni facultades de humanidades ni de ciencias y los filósofos, humanistas y
científicos que vinieron del exterior, especialmente de España debido a la
guerra civil en ese país, encontraron en él su sitio de trabajo, al igual que
los venezolanos y los que venían de otros países, además de España, que también
se dedicaban a las humanidades y a las ciencias.
Las escuelas de educación se
crearon en el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, quien quiso acabar con el Pedagógico
porque la mayoría de sus profesores, y sobre todo sus estudiantes, estábamos en
contra de su gobierno y hacíamos manifestaciones y huelgas. Hoy, estas escuelas,
ya consolidadas en casi todas las universidades, deberían tener un trato
especial para que formen profesores capacitados para asegurar una educación de calidad
en la educación básica y media. Según mi opinión deberían tener escuelas y
liceos como las escuelas que tenían las normales y el viejo Liceo de Aplicación
del Pedagógico y darle mayor importancia a las prácticas docentes, así como las
escuelas de medicina que tienen centros de salud y hospitales para sus
prácticas a las que le dan mucha importancia para la formación de los médicos.
En el currículo la informática, y particularmente el uso de las computadoras,
debe ocupar un lugar muy importante para que los egresados de estas escuelas
sean duchos en la búsqueda, adquisición, uso, envío y archivo de la información,
así como en la elaboración de programas para la educación para usarlos en las computadoras.
Con esta preparación de los graduados en educación se corre el riesgo de que,
si no se les aumentan los salarios, se les da una mejor asistencia social y
mejores condiciones de trabajo, la
emigración de los docentes graduados de las escuelas y liceos hacia
otros trabajos se incrementará y, con ello se incrementará también el déficit
de buenos maestros y profesores en las escuelas y liceos.
Para terminar este artículo
quiero referirme a los gremios docentes, los cuales deben ser reconocidos y
respetados por el Ministerio Popular para la Educación. La principal función de
estos gremios debe ser la de velar para que la educación sea de calidad, para
que sus miembros cumplan a cabalidad sus deberes y sean ejemplo del mejor
comportamiento ético y deben participar en la discusión y aprobación de los
contratos para la asignación de los
sueldos, la seguridad social para los docentes y sus familias y las condiciones
de trabajo. Ellos deben participar también en la planificación de la educación,
en los concursos para el ingreso de nuevos docentes, para su clasificación de
acuerdo con los años y la calidad de sus servicios, para la escogencia de los
directores de las instituciones educativas y el nombramiento de los
supervisores. En dichos concursos deben cuidar que lo que determine el ingreso
y los ascensos sean solo los méritos y, en consecuencia, que no se tome en
cuenta ningún otro requisito.
El primer gremio docente en
Venezuela fue la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria creada por Luis Beltrán
Prieto Figueroa en 1932, y el segundo fue la Federación Venezolana de
Maestros (FVM) creada también por Prieto Figueroa el año
1936, es decir, el mismo año en que fundó el Instituto Pedagógico Nacional. A
los pocos años, cuando se graduaron las primeras promociones de profesores, se
fundó el Colegio de Profesores y cuando egresaron los primeros graduados de las
escuelas de educación se creó el Colegio de Licenciados de Educación. Estos
gremios, en especial la Federación Venezolana de Maestros y el Colegio de
Profesores, durante un largo tiempo, realizaron una magnífica labor. Lamentablemente, desde mediados de la época
democrática que se inició el 23 de enero de 1958 los dirigentes gremiales se
han ocupado solo de los sueldos y de defender a sus afiliados tengan o no la
razón y han dejado de lado sus objetivos más importantes. El actual gobierno
los ha ignorado totalmente. Esperamos que con un nuevo gobierno democrático se
fortalezcan y cumplan todas las tareas que les compete para tener una educación
de calidad para toda la población, una justa remuneración para sus agremiados y
condiciones de trabajo apropiadas para la trascendental labor que deben
desempeñar.
Mérida, 04/04/12.
educacionalcardenasc.blogstop.com
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