EL HOGAR YSU ENTORNO
Antonio
Luis Cárdenas Colménter
El hogar es nuestra primera escuela. En él se reciben las primeras
influencias para la formación de la personalidad. Al nacer ya traemos, como
herencia, los genes de los padres que determinan muchas de las características
físicas del ser humano, y desde antes de
nacer se empieza a sentir el amor o desamor que se nos otorga. Se tienen
evidencias de que el hablarnos, leernos cuentos y ponernos música cuando aún
estamos en el vientre de nuestras madres, influye en el comportamiento. Luego,
desde la más temprana edad se capta la armonía o desarmonía que exista entre
los miembros de la familia, y en particular entre los padres. La forma de
hablar, la riqueza o pobreza del vocabulario, será también la que,
originalmente, determinará la manera de expresarnos. El ambiente físico de la
casa, la limpieza, la existencia o no de plantas ornamentales, jardines, obras
de arte o el tipo de música, son ejemplos de cómo vivir,
hay una gran diferencia entre quienes se crían en un barrio y los niños de los
sectores con mejores recursos económicos y culturales. Los otros miembros de la familia también son
un ejemplo, especialmente aquellos que viven en la misma casa, lo mismo sucede
con los vecinos y los amigos. De ahí expresiones como: “dime de dónde vienes y te diré quién eres, o dime
con quién andas y te diré quién eres, o las diferencias que existen entre un americano y un asiático, entre un norteamericano y un latinoamericano, entre un venezolano y un argentino, en Venezuela entre un andino y un oriental y,finalmente, entre una persona del campo y otra de la ciudad. Toda persona, por su naturaleza, es diferente a sus semejantes, pero, dentro de un mismo país, todos debemos ser iguales ante la ley.
A medida que uno crece y se hace más
consciente, esas experiencias toman más fuerza y también, de manera progresiva,
se adquiere mayor libertad. Al poder desplazarnos solos y a mayores distancias,
entra a jugar otro papel muy importante: la zona en que transcurre la niñez y
la adolescencia. Hay una gran diferencia entre las zonas rurales con una
población dispersa o agrupada en caseríos o pequeños pueblos, y las zonas
urbanas con ciudades y metrópolis. En las zonas rurales todos se conocen y
existe un fuerte control social, en cambio en las ciudades, y especialmente si
son grandes, ese control social desaparece y se da el caso de vecinos que
apenas se saludan. Esta diferencia se acentúa cuando un adolescente pasa de una
zona a otra, como me sucedió a mí cuando tenía unos 14 años y tuve que irme de
mi pueblo, Escuque, para Valera donde muy pocas personas me conocían y donde no
tenía ningún control social. Ese cambio fue muy negativo, especialmente para
mis estudios y no aprobé el primer año del bachillerato, pero también fue un
aprendizaje que me hizo más responsable y, desde entonces, me convertí en un
buen estudiante. Este cambio se produjo, en gran parte, gracias al castigo que
me dio mi madre y al haber tenido como profesor al insigne maestro Ignacio
Burk.
Todo lo antes expuesto, repito, influye en la
personalidad, en el cómo somos y como actuamos. Luego viene la educación que
llamamos formal que es la que se recibe en la escuela, el colegio, el liceo,
las universidades y otras instituciones que se rigen por leyes del Estado. En
estas instituciones, y muy especialmente en la educación básica, se deben
reforzar y ampliar los valores que hayan adquirido los alumnos en el hogar y su
entorno, y se deben satisfacer las
deficiencias y corregir los errores que también puedan tener. De ahí la
importancia de una educación de calidad para toda la población.
Pero no debemos olvidar que uno aprende
durante toda la vida y por esa razón la actualización permanente es
indispensable, en especial hoy cuando cada día se producen cambios y se incrementa
la información a una velocidad vertiginosa.
Tienes toda la razón en cuanto a la influencia que ejerce en nosotros el ambiente en el cual nacemos... la armonía de la casa y de la familia que nos rodea...
ResponderEliminaryo tuve y tengo la suerte de haber criado a mis hijos en un ambiente exepcional, tanto del lado de mis padres que inculcaron en mí el amor por los libros y la superación en la vida, como por el lado de la familia de Ustedes, que me recibió en su hogar como a una hija más y enriqueció mi experiencia en cuanto a la convivencia, el amor por las artes, el estudio y la solidaridad.
Sé que mis hijos han crecido con todo esto rodeando su dia a dia, y ahora que estan solos y un poco más independientes han sabido demostrar que buena ha sido la influencia recibida... ellos son el mejor ejemplo del trabajo y el esfuerzo que Andrés y yo hemos puesto como padres y de la hermosa herencia recibida tanto de los Cárdenas como de los Rondón, y los Rodulfo y los González
Un abrazo muy fuerte y la bendición
tu nuera- hija