EDUCACIÓN
DE CALIDAD. I
DEFINICIÓN
Antonio
Luis Cárdenas Colménter
El hombre es un ser gregario y por lo tanto
siempre ha vivido en sociedad, pero a medida que ha ido evolucionando ha ido
creando diferentes tipos de sociedad caracterizados por sus adelantos, desde
las tribus de recolectores y cazadores más primitivas hasta llegar a la
sociedad del conocimiento y la información. Pero no ha sido una evolución homogénea
para toda la humanidad, y de ahí que en una misma época encontremos distintos
tipos de sociedad diferenciados por sus adelantos y modos de vida y de ahí,
también, que las más adelantadas dominen y sojuzguen a las más atrasadas. Es lo
que sucede hoy en que los países llamados desarrollados, cuyo principal recurso
es el conocimiento, dominan a los subdesarrollados que todavía dependen de los
recursos que les proporciona la naturaleza y del trabajo manual o industrial.
Entre esos países llamados desarrollados y los
países subdesarrollados, se ha creado una brecha que no solo se mantiene, sino
que se ensancha cada día más, y esto es el resultado, como lo dice Peter
Drucker, (1) de esa larga evolución en la que se pasó de trabajar “con el sudor
de la frente y la fuerza muscular al trabajo industrial, y, finalmente, al trabajo
intelectual”. De ahí que el instrumento para
reducir esa brecha hasta eliminarla, sea la educación, la investigación
y el desarrollo. En un pequeño libro que publiqué en 1996 (2), señalé que
mientras los países desarrollados invierten alrededor del 10% del PIB en
educación, la tasa histórica en Venezuela es de un 5%, la cual se ha mantenido,
ya que en el proyecto de presupuesto para el 2005 se estimó en 4,6% (3) Decía también
que, según Drucker, (4) los países desarrollados gastan el 20% de su PIB en
producir conocimiento y difundirlo a través de la educación y la capacitación
de la población, mientras que en la América Latina se debe estar invirtiendo
alrededor de un cuarto de esa proporción. Otro dato importante, suministrado
por el embajador del Japón(5) es que, en ese país, en 1992, se invirtió solo en
investigación el 2,96% del PIB y que el 70% de esa inversión provino del sector
privado, en cambio en nuestro país, según me informó Horacio Viana,
investigador en el IESA, se invierte solo el 0,3% en investigación y desarrollo
y de esa pequeñísima inversión no más de un 1% proviene del sector privado.
Los países llamados tigres de Asía (Hong Kong,
Singapur, Corea del Sur y Taiwán), comprendieron porqué ellos estaban entre los
países subdesarrollados y qué debían hacer para salir de esa situación, a
partir de 1950, empezaron a invertir en educación, investigación y desarrollo y
en pocos años se desarrollaron y hoy son un ejemplo para el mundo. Voy a poner
solo dos ejemplos de lo que ellos hacen tomados de mi libro ya citado: en Corea
del Sur, entre 1970 y 1989, la inversión en términos reales por alumno de
primaria se elevó en 335%. En Japón, que tuvo un desarrollo muy importante
después de la II guerra mundial, ningún niño abandona la escuela antes del
noveno grado y un 95% de esos niños ingresa a la educación media superior y de
ese grupo un 60% continúa estudios superiores. En nuestro país, en el 2006, de
cada 100 niños solo 54 terminaron el noveno grado y 17 obtuvieron el título de
bachiller.
Por esa razón la prioridad para Venezuela
debe ser la educación, pero no cualquier educación sino una educación de calidad
para toda la población, y para que esto se cumpla el Estado debe
proporcionar los recursos necesarios y asegurarse de que las clases sociales
más pobres también la reciban. La educación de calidad es muy cara, pero el no
tenerla resulta mucho más caro porque condena al país a la dependencia y al
subdesarrollo.
Una educación es de calidad
cuando ella ofrece igualdad de oportunidades y forma ciudadanos educados, con
una sólida base moral, conscientes, reflexivos, críticos, responsables, solidarios,
honrados, amantes de la libertad y del trabajo, respetuosos de todas las corrientes
de pensamiento, conocedores y cumplidores de sus deberes y defensores de sus
derechos, adaptados a la sociedad del conocimiento y la información, capaces de
obtener una información que crece de manera exponencial y convertir esa información
en conocimiento con el objeto producir la riqueza que se necesita para el
bienestar de la sociedad y el desarrollo del país. Debe ser activa para que el
alumno sea el agente principal en la adquisición de los conocimientos y el
maestro o profesor deje de ser un dador de clases para convertirse en un
orientador y un guía oportuno conocedor de la materia objeto de estudio y
aprendizaje. En este tipo de educación el desarrollo de la memoria es útil,
pero lo más importante es la compresión porque de ella depende el verdadero
aprendizaje.
En noviembre de 1996 la
Fundación Santillana convocó para la realización de su XI Semana Monográfica,
dedicada al igual que las diez que la precedieron, al tema educativo. En esta
oportunidad los invitados debíamos debatir sobre el contenido del informe
titulado “La educación encierra un tesoro” publicado por la UNESCO. A mí me
correspondió introducir el tema “Calidad del aprendizaje en la educación escolarizada
y en la formación continua” y en mis palabras introductorias dije que: “Un
sistema educativo es de calidad cuando responde cabalmente a los objetivos que
se le plantean en cada momento de la historia y del desarrollo de los pueblos.
La etapa que vivimos está caracterizada por la globalización, el conocimiento,
la información y el rápido cambio e incremento del saber. Pero también por una
acentuada desigualdad entre los hombres y entre las naciones. Una educación que
no responda a esas características no puede considerarse de calidad y nuestra
educación, como dice Ricardo Diez Hochleimer, “vive en el pasado porque el
presente en que se desenvuelve es ya profundamente diferente a la realidad en
respuesta a la cual ha sido concebida”.(6)
En esa oportunidad yo consideré
como una buena definición de calidad la que Diez Hochleirmer da de excelencia
cuando dice que es la que se alcanza: “en los centros educativos cuando se
logra la formación integral de la persona con amplio conocimiento, con mente
crítica, con capacidad para entender la realidad social, con conciencia de sus
deberes y derechos y con una actitud de compromiso con la transformación de la
sociedad hacia metas superiores de convivencia y bienestar hasta lograr la
mejora de la calidad de vida del ser humano en todas sus dimensiones”.((7)
Según la Conferencia de Jomtiem
(1990), para que la educación básica sea de calidad debe atender las
necesidades educativas del hombre, y apuntó que estas: “conciernen tanto a los
instrumentos esenciales para el aprendizaje (lectura, escritura, expresión
oral, cálculo, resolución de problemas) como a los contenidos educativos
fundamentales (conocimientos, aptitudes, valores, actitudes) que el ser humano
necesita para sobrevivir, para desarrollar sus facultades, para vivir y
trabajar en dignidad, para participar plenamente en el desarrollo, para mejorar
la calidad de su existencia, para tomar decisiones acertadas y para continuar
aprendiendo).
Luego los panelistas expusieron
sus ideas. Mircea Malitza, presidenta de la Fundación de la Universidad del Mar
Negro (Rumania) presentó una ponencia: “Educación para el siglo XXI”, Alain
Bienaymé, profesor de la Universidad de París IX, presentó su ponencia: ¿Cómo
reformar la escuela?, Philip H. Combs, expresidente del Consejo Internacional
para el Desarrollo de la Educación, presentó una ponencia titulada:
“Confesiones de un reformador educativo inquieto” y, finalmente, Torsten Husén,
presidente del Instituto de Educación Internacional, Universidad de Estocolmo,
presentó su ponencia: “El escenario para el fomento de la educación formal y no
formal”. Las palabras introductorias y las ponencias están recogidas en un
libro publicado por la Fundación Santillana titulado “Aprender para el futuro.
Desafíos y oportunidades”.
Mérida, 31/03/12
(1) Drucker, Peter F. Las Nuevas
Realidades, Editorial Norma, Bogotá, p. 165.
(2) Cárdenas Colménter, Antonio
Luis. Los Retos del Siglo XXI: Sociedad del Conocimiento y Educación, Editado
por FEDUPEL, Caracas, p. 35.
(3) Herrera, Mariano. El Sistema
Educativo Venezolano, Tabla Nº 14.1
(4) Drucker, Peter F, La sociedad
poscapitalista, Editorial Norma, Bogotá
(5) Asomura, Kuniaki, La evolución
tecnológica y el desarrollo económico del Japón en la posguerra. Discurso,
Universidad Nacional Experimental del Táchira, San Cristóbal, 28 de junio de
1995.
(6) Diez Hochleimer, Ricardo. Documento
Básico de Trabajo: Aprender para el Futuro. Desafíos y Oportunidades, 1996,
Fundación Santillana, Madrid, p. 11.
(7) Ibidem, p.15.
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