miércoles, 4 de enero de 2012

CARTA A LOS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA. III




                        CARTA A LOS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA III

                           LA DESTRUCCIÓN Y LA PROHIBICIÓN DE LIBROS


Apreciados colegas y amigos.
Desde la antigüedad, debido al fanatismo político o religioso, se han quemado o prohibido miles y miles de libros y valiosos manuscritos. El más conocido de estos horrendos crímenes es el incendio de la Biblioteca de Alejandría el año 48 antes de Cristo. En esa Biblioteca, foco de la cultura helénica, se trataba de recoger todo lo escrito en el mundo y de ahí su inmensa riqueza. Entre otras célebres bibliotecas que fueron destruidas está, por ejemplo, la de Constantinopla mandada a quemar por León III, o la destrucción ordenada por Gregorio I, en el año 590, de libros de diversos autores griegos y latinos que estaban en la Biblioteca de Letrán. La Inquisición fue dolorosamente célebre, entre otras cosas, por la quema de libros o escritos que consideraban herejes o contrarios al catolicismo, y en la América Hispana, a fines de la Colonia, estuvieron prohibidos los libros que se referían a la libertad, a la fraternidad o a la igualdad, como eran los escritos por Rousseau, Voltaire y Montesquieu, entre muchos otros. Todo esto ha sucedido, repito, debido al fanatismo y al deseo de prohibir la libertad de pensamiento. Afortunadamente, y aunque mucho se ha perdido, algunos de esos libros o escritos han podido romper las barreras y hoy aun existen. Fue este el caso de los libros que condujeron a la Revolución Francesa y que, de contrabando, llegaron a América e influyeron notablemente en quienes declararon y lograron nuestra Independencia.

Hoy, en nuestro país, se comete un crimen similar. El gobierno obliga a las escuelas a que utilicen sólo los libros de texto que el Ministerio del Poder Popular para la Educación mandó a imprimir y repartió entre los alumnos en forma gratuita. Esto lo hace el gobierno  con el objeto de adoctrinar a los niños de acuerdo con el llamado “Socialismo del Siglo XXI”. En consecuencia, el uso de cualquier otro texto queda terminantemente prohibido en las escuelas. La Ministra del Poder Popular para la Educación ha dicho que estamos en un régimen socialista y en consecuencia se debe educar para el socialismo, desconociendo cualquier otra tendencia política. Esto es inaceptable porque, de esa manera, se vulnera la libertad que es un valor inalienable del ser humano. Los maestros, con la colaboración de los padres de familia, debemos oponernos a esta pretensión y debemos seguir adquiriendo aquellos textos que consideramos más aconsejables para preparar nuestras clases y enseñarles a nuestros alumnos las diferentes corrientes del pensamiento, de manera que ellos las conozcan y puedan seleccionar aquella que les parezca mejor. La libertad de pensamiento es uno de los valores fundamentales del ser humano y debemos defenderlo a toda costa. Educar es una cosa y adoctrinar es otra muy diferente y las escuelas deben ser para educar y no para adoctrinar. Los padres de familia, por su parte y de acuerdo con sus posibilidades económicas, también deben adquirir los mejores libros para sus hijos y deben leerlos con ellos para explicarles lo que no entiendan y para intercambiar ideas.

Ante esa nefasta decisión del gobierno, debemos unirnos y luchar. Ahora tiene más razón que nunca aquel lema “Con mis hijos no te metas” y, en este caso, debemos evitar que  conviertan a los niños en una especie de robots a favor de un “Mesías salvador” que lo que pretende es permanecer en el poder a toda costa.

Saludos cordiales de su colega y amigo.
                                                            Antonio Luis Cárdenas Colménter.

alcardenas.c@cantv.net

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