ACABAR CON LAS UNIVERSIDADES.
Antonio
Luis Cárdenas Colménter
Cuando buscamos las diferentes clasificaciones que
existen sobre las mejores universidades del mundo y de América Latina y nos
encontramos con que ahora no aparece ninguna
de Venezuela, sentimos una profunda preocupación por el futuro de
nuestro país. Esta preocupación se agiganta cuando uno toma conciencia de que
el mundo desarrollado vive en una nueva sociedad: “La Sociedad del Conocimiento y la Información”, en la que el avance
y los cambios en la ciencia y en la tecnología se aceleran cada día más y que,
además, las universidades son, por antonomasia, las instituciones encargadas de
conservar, hacer avanzar y transmitir el saber al más alto nivel.
Esta
catastrófica situación tiene una explicación a la vista de todos. Nunca como en
este gobierno había existido una política deliberada de acabar o hacer
retroceder a las universidades de mayor prestigio para sustituirlas por
universidades mediocres en las que no se hace ningún tipo de selección, no se
realiza investigación y se gradúan profesionales a granel y sin la debida
preparación.
Las
universidades de más experiencia y con un prestigio que antes era reconocido no
solo en el país sino también en el exterior, han sIdo objeto de las más
horrendas agresiones, en especial la Universidad Central de Venezuela que es
atacada por bandas armadas de inconscientes, guapos y apoyados que no solo obstaculizan las labores que ahí
se realizan, sino que destruyen instalaciones de una obra que por su
importancia y belleza forma parte del patrimonio de la humanidad.
Durante la
mal llamada “cuarta república”, estábamos conscientes de las necesidades que
tenían estas instituciones, pero no había los recursos financieros necesarios
para solucionarlas, sin embargo se hacía todo lo posible para resolver los problemas y, por sobre todo, se
les apreciaba y respetaba. Hoy, con las divisas que aporta el petróleo de más
de diez veces del valor que tenía para entonces, no solo no se les proporciona
lo que necesitan, sino que desde hace algunos años se les congelaron sus presupuestos sin tomar en cuenta la desmedida
inflación.
Un gobierno
mediocre no puede producir otra cosa que no sea mediocridad. Afortunadamente se
ha abierto un nuevo camino, una nueva esperanza y todo depende de nuestra
voluntad, es decir del pueblo venezolano que ha sido convocado a elecciones el
próximo 7 de octubre.
Mérida,
febrero de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario