CARTA
A LOS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA. XXIV
IDEARIO EDUCATIVO DE BOLÍVAR. VI
Apreciados colegas y amigos
En las cartas anteriores nos referimos, especialmente, a lo que
pensaba e hizo Bolívar en relación con lo que hoy denominamos educación básica.
Esta carta, y la siguiente, las dedicaremos a lo que ahora conocemos como
educación superior. Comenzaremos con la Universidad de Caracas, que ahora es la
Universidad Central de Venezuela, debido al gran aprecio y respeto que Bolívar le demostró y a lo que
él hizo en favor de su desarrollo y autonomía.
De acuerdo con los Estatutos de la Universidad de Caracas, los
doctores en medicina no podían ser rectores, ni tampoco podía elegirse doctor a
ninguno del estado regular. Bolívar abolió esta absurda disposición porque
deseaba que: “…en las elecciones de Rector se guíe exclusivamente el Claustro
de dicha Universidad por la aptitud y ventajas que se prometa en bien de los
mismos estudios.”
El artículo 1º del decreto firmado en Caracas el 22 de enero de
1827, establece lo siguiente: “Cesa desde hoy la prohibición que imponen los
antiguos Estatutos de la Universidad de Caracas, de elegir para el Rectorado de
la Universidad los Doctores en Medicina
y a los del estado regular.” Gracias a este decreto pudo ser electo rector el
Doctor José María Vargas, ilustre médico y ciudadano ejemplar, quien realizó
una excelente gestión rectoral.
El 24 de junio del mismo año 1827, firmó otro decreto con el
objeto de aprobar los “Nuevos Estatutos Constitucionales para la Universidad
Central de Caracas y dotación de fincas y rentas para su sostenimiento.” Como
podemos observar, no sólo aprobó los estatutos, sino que dotó a la Universidad
de varias fincas y rentas y, de esta manera, le aseguró su autonomía financiera.
Dispuso, además, que se establecieran “Juntas Generales que se compondrán del
Rector que las preside, el Vicerrector, Doctores y Maestros.” Entre las
atribuciones de estas juntas estaban las de convocar a elecciones y la de
acordar “…todos los negocios relativos a la economía y buen manejo de las
rentas”. El rector duraba tres años en el ejercicio del cargo y el vicerrector,
además de suplir las faltas del rector, era un inspector especial encargado del
buen orden y policía de la Universidad. Como se observa en estas disposiciones,
Bolívar le quería asegurar la autonomía y el respeto a esta Universidad.
En atención a los informes de la Subdirección de Estudios y de la
Universidad de Caracas, en los que le solicitaban algunas reformas y adiciones
a los estatutos aprobados en 1824, Bolívar, que se encontraba en Quito, aprobó
la reforma de los referidos estatutos mediante un decreto firmado el 8 de mayo
de 1829.
Finalmente, como una demostración más del gran aprecio que sentía
por esta Universidad, en su testamento expresó: “7º Es mi voluntad que las dos
obras que me regaló mi amigo el señor general Wilson, y que pertenecieron antes
a la biblioteca de Napoleón, tituladas “El Contrato Social” de Rousseau y “el
Arte Militar” de Montecuccoli, se entreguen a la Universidad de Caracas.”
Esta disposición de Bolívar, ya muy cerca de su muerte, es una
prueba más del amor y respeto que él le profesaba a la Universidad de Caracas
que, como dijimos antes, hoy se conoce como la Universidad Central de
Venezuela, tan vapuleada por bandas armadas de personas inconscientes guapas y
apoyadas.
Saludos cordiales de su colega y amigo
Antonio Luis Cárdenas Colménter
alcardenas@cantv.net
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