CARTA A
LOS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA. XVI
EL PLAN DE ACCIÓN
Apreciados colegas y amigos
El sistema educativo de un país, por su trascendental importancia,
debe ser cuidadosamente planificado para que todos nuestros niños, adolescentes
y jóvenes reciban una educación de calidad y, una vez terminados sus estudios
formales, puedan seguir aprendiendo a lo largo de sus vidas para actualizar y
enriquecer sus conocimientos. Por esta razón, la dirección y acción del
Ministerio de Educación no se deben dejar al azar de cada día, y de ahí la
importancia de un plan de acción que tome en cuenta la opinión de expertos y de
la población y que, de acuerdo con sus resultados, sea permanentemente evaluado
y, si es necesario, modificado. Un plan así concebido podría convertirse en una
política de Estado y no de un determinado gobierno y haría posible la
continuidad administrativa tan necesaria en el proceso educativo cuyos
resultados definitivos no pueden medirse a corto plazo. Para que el plan sirva
de orientación y pueda cumplirse debe ser ampliamente conocido por toda la
población y especialmente por los educadores.
Cuando estuvimos al frente del Ministerio de Educación aprobamos y
aplicamos un “Plan de Acción” de acuerdo con las más modernas tendencias
pedagógicas que buscan adaptar la escuela a la “Sociedad del Conocimiento y la
Información”, así como al mundo globalizado de hoy, y también para superar las
graves deficiencias de nuestro sistema educativo. Este plan de acción estuvo
centrado en tres objetivos fundamentales: elevar
la calidad del servicio educativo, mejorar la eficiencia de la gestión
educativa y salvaguardar la equidad social.
Para mejorar la calidad de la educación, se tomaron una serie de
medidas y se diseñaron y pusieron en práctica varios programas. Se aprobó y
aplicó un currículo para la educación básica que, apoyado en los otros
programas, perseguía erradicar la tradicional escuela memorística y repetitiva,
e implantar una escuela activa en la que los
alumnos participaran en la adquisición de sus conocimientos y el maestro
fuera un guía para que, como lo dice la
UNESCO, ellos aprendieran a aprender, a
ser, a hacer, a convivir y a emprender. No debo entrar en más detalles,
sólo quiero resaltar el que una de las bases fundamentales de este currículo
fueron los ejes transversales y se escogieron cuatro para la primera etapa de
la educación básica: lenguaje,
desarrollo del pensamiento, valores y trabajo y, a partir de la segunda
etapa, se agregó ambiente.
En cuanto a los maestros, se puso en práctica un programa para su
actualización permanente. Entre las acciones más importantes de este programa
estuvo la creación, en siete estados, de los centros regionales de apoyo al maestro, similares al de Mérida, en
cuatro estados estaban en construcción y en proyecto los de los demás estados. También nos ocupamos del
mejoramiento de la vida y del trabajo de los docentes, anualmente discutimos y
aprobamos los contratos colectivos y en 1997 pudimos hacer un aumento de los
sueldos que, en promedio, fue del 110%. Esto se pudo hacer gracias a que ese
año el precio del barril de petróleo subió a 11 dólares.
Otros programas, de los cuales no daremos detalles en esta carta,
fueron los proyectos pedagógicos de plantel y de aula, las bibliotecas de aula
y escolares, la dotación de varias escuelas con salas de computación, la
evaluación y medición del aprendizaje, Cada “Empresa una Escuela”, e impulsamos
la construcción y dotación de escuelas y liceos.
Para el mejoramiento de la gestión educativa, aprobamos y pusimos
en marcha la reorganización y descentralización del Ministerio.
La salvaguarda de la equidad social, que fue el tercero y último
objetivo del Plan de Acción, ha sido siempre una de nuestras mayores
preocupaciones, por cuanto existe una gran diferencia entre la educación que
reciben las clases sociales más favorecidas en lo económico y cultural y la que
reciben los más pobres. Por esta razón prestamos más atención a las escuelas
públicas y a las privadas que reciben un subsidio, porque son las que atienden
a los niños más necesitados. A estas escuelas les dimos prioridad en los
programas como el de dotación de uniformes y útiles escolares y el programa de
alimentación escolar. Este último no solo servía para alimentarlos, sino
también para crearles hábitos sociales y alimenticios adecuados. Este programa
atendía a 812.968 niños.
Cordiales saludos de su colega y amigo
Antonio
Luis Cárdenas Colménter
alcardenas@cantv.net
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