miércoles, 21 de marzo de 2012

ACEPTAR SIN REFLEXIONAR


                                                                    ACEPTAR SIN REFLEXIONAR
                                                                                                                Antonio Luis Cárdenas Colménter
Con bastante frecuencia aceptamos propuestas, modos de actuar, teorías o prohibiciones sin meditar detenidamente sobre las consecuencias que esto pude acarrear.
Cuando se trata de la educación de nuestros hijos o alumnos y actuamos de esa manera, las consecuencias pueden ser muy perjudiciales para cuando ellos sean mayores y también podrán afectar a sus familias y a la sociedad. Este es el caso, por ejemplo, de la teoría según la cual a los niños no se les debe castigar porque, presuntamente, pueden perder su autoestima, o también cuando se  prohibió la enseñanza religiosa en las escuelas. Afortunadamente cuando yo era niño no existía ni esa teoría ni esa prohibición, porque yo fui muy travieso y desobediente y necesitaba ser corregido tanto en la casa como en la escuela. Mis maestros, pero especialmente mamá, me corrigieron a tiempo y hoy es una de las cosas que más agradezco. 
La permisividad, o tolerancia excesiva ante las faltas y la desobediencia de los niños, atenta contra su debida formación y eso es una de las causas del mal comportamiento que hoy observamos en muchos jóvenes y adultos. Además, el actual presidente de nuestro país, que debería ser un ejemplo para la ciudadanía, usa un lenguaje vulgar, es intolerante y, en lugar de buscar la unión de todos los ciudadanos, los discrimina y fomenta una rivalidad que puede convertirse en odio y generar violencia.
 Cuando un niño comete una falta debe ser castigado, aunque en algunos casos basta con un buen consejo o una conversación que los haga reflexionar. Antes, a los niños que cometían una falta de cierta gravedad se les castigaba, en la casa con unos correazos o latigazos, y en la escuela con uno o dos palmetazos. Estos  castigos han sido reemplazados por otros como, por ejemplo, no dejarlos ir a ver una película, o no permitirles salir el fin de semana pero, como lo dijimos antes, a veces basta con una buena conversación que los haga reflexionar. Lo malo es que ahora se ha llegado al extremo de que algunos maestros que “dizque para no afectar la autoestima de sus alumnos” no les corrigen ni siquiera los errores que cometen en lo que escriben.
Pero así como es necesario castigar las faltas, también se les debe dar el buen ejemplo, estimularlos y premiarlos cuando merecen ser premiados. Lo importante es que desde pequeños aprendan a distinguir  entre lo que es correcto y lo que es incorrecto, así como la importancia que tiene ser reconocidos cuando obramos bien y ser castigados cuando cometemos una falta.
En cuanto a la enseñanza religiosa, como en nuestro país hay libertad de cultos, la religión no debe ser una materia obligatoria y, en consecuencia, la deben cursar solo los niños cuyos padres estén de acuerdo y según la religión que profesen. Todas las religiones tienen contenidos que pueden aprovecharse para afianzar los valores éticos, por ejemplo, los mandamientos de la ley de Dios que debemos cumplir todos los cristianos nos ayudan a reforzar en nuestros alumnos los valores éticos fundamentales.
Dos recomendaciones finales: 1º Los padres de familia y los maestros deben colaborar mutuamente en la orientación y oportuna corrección de los alumnos. 2º Los maestros deben tener el cuidado de corregir a sus alumnos sin desmerecerlos ante sus compañeros u otras personas, porque eso si puede afectar su autoestima.
Mérida, 21/03/12

1 comentario:

  1. Este es un tema muy difícil de tratar hoy en día, la gente confunde la corrección con la humillación, cosas que son diferentes y ademas los padres, por hacer el bien al participar en la escuela, tratan algunas veces de imponer criterios que tienden a disminuir la autoridad de los maestros... Creo que actualmente tanto padres como maestros tenemos mucho miedo de cometer errores... Creo que la mejor solución esta en mantener la comunicación, tanto entre los docentes y representantes como la de los alumnos con sus mayores, respetando siempre el criterio del otro... Eso, en Venezuela, es muy difícil de ver porque nuestro líder principal no respeta el criterio de nadie... Le falto corrección a tiempo?

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