jueves, 16 de febrero de 2012

CARTA A LOS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA. XXIV




          CARTA A LOS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA. XXIV
                        IDEARIO EDUCATIVO DE BOLÍVAR. VI

Apreciados colegas y amigos
En las cartas anteriores nos referimos, especialmente, a lo que pensaba e hizo Bolívar en relación con lo que hoy denominamos educación básica. Esta carta, y la siguiente, las dedicaremos a lo que ahora conocemos como educación superior. Comenzaremos con la Universidad de Caracas, que ahora es la Universidad Central de Venezuela, debido al gran aprecio  y respeto que Bolívar le demostró y a lo que él hizo en favor de su desarrollo y autonomía.

De acuerdo con los Estatutos de la Universidad de Caracas, los doctores en medicina no podían ser rectores, ni tampoco podía elegirse doctor a ninguno del estado regular. Bolívar abolió esta absurda disposición porque deseaba que: “…en las elecciones de Rector se guíe exclusivamente el Claustro de dicha Universidad por la aptitud y ventajas que se prometa en bien de los mismos estudios.”

El artículo 1º del decreto firmado en Caracas el 22 de enero de 1827, establece lo siguiente: “Cesa desde hoy la prohibición que imponen los antiguos Estatutos de la Universidad de Caracas, de elegir para el Rectorado de la Universidad  los Doctores en Medicina y a los del estado regular.” Gracias a este decreto pudo ser electo rector el Doctor José María Vargas, ilustre médico y ciudadano ejemplar, quien realizó una excelente gestión rectoral.

El 24 de junio del mismo año 1827, firmó otro decreto con el objeto de aprobar los “Nuevos Estatutos Constitucionales para la Universidad Central de Caracas y dotación de fincas y rentas para su sostenimiento.” Como podemos observar, no sólo aprobó los estatutos, sino que dotó a la Universidad de varias fincas y rentas y, de esta manera, le aseguró su autonomía financiera. Dispuso, además, que se establecieran “Juntas Generales que se compondrán del Rector que las preside, el Vicerrector, Doctores y Maestros.” Entre las atribuciones de estas juntas estaban las de convocar a elecciones y la de acordar “…todos los negocios relativos a la economía y buen manejo de las rentas”. El rector duraba tres años en el ejercicio del cargo y el vicerrector, además de suplir las faltas del rector, era un inspector especial encargado del buen orden y policía de la Universidad. Como se observa en estas disposiciones, Bolívar le quería asegurar la autonomía y el respeto a esta Universidad.

En atención a los informes de la Subdirección de Estudios y de la Universidad de Caracas, en los que le solicitaban algunas reformas y adiciones a los estatutos aprobados en 1824, Bolívar, que se encontraba en Quito, aprobó la reforma de los referidos estatutos mediante un decreto firmado el 8 de mayo de 1829.

Finalmente, como una demostración más del gran aprecio que sentía por esta Universidad, en su testamento expresó: “7º Es mi voluntad que las dos obras que me regaló mi amigo el señor general Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón, tituladas “El Contrato Social” de Rousseau y “el Arte Militar” de Montecuccoli, se entreguen a la Universidad de Caracas.”

Esta disposición de Bolívar, ya muy cerca de su muerte, es una prueba más del amor y respeto que él le profesaba a la Universidad de Caracas que, como dijimos antes, hoy se conoce como la Universidad Central de Venezuela, tan vapuleada por bandas armadas de personas inconscientes guapas y apoyadas.

Saludos cordiales de su colega y amigo
                                                          Antonio Luis Cárdenas Colménter

alcardenas@cantv.net

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